A comienzos de la década antepasada Lima era una ciudad moribunda. El estado de emergencia la tenía con el corazón al borde del colapso. Y es que el Centro Histórico de Lima (CHL) era el corazón del la ciudad, y sigue siéndolo. Pero a comienzo de los noventas el CHL era un lugar de hacinamiento absoluto, con calles apropiadas por ambulantes, de inutilizables espacios públicos y con un patrimonio arquitectónico que desaparecía.
A pesar de ello, en el 91, su zona monumental es declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. A partir de ello comienza, en resumidas cuentas, su rehabilitación. En el resto de la década, luego de la creación del Programa Municipal para la Recuperación del Centro Histórico de Lima (PROLIMA) se reubicó a los ambulantes, recuperando sus principales calles y espacios públicos, se reordenó el transporte público, se desarrollaron programas de recuperación del patrimonio y se apostó por convertir el CHL en una importante plaza cultural (Bienal Iberoamericana de Lima).
Si bien la gestión municipal pasada continuó con algunas intervenciones: Teatro Municipal, Museo Metropolitano, Parque y Conjunto Habitacional de la Muralla; la mayoría de proyectos han estado envueltos en esa aura de misterio que la caracterizó, donde los edificios simplemente aparecían. Incluso, en algunos casos pareció retroceder, como en las calles de adoquinado rojo y mobiliario urbano platinado o con la muy mal pensada “recuperación” del pasaje Quilca. Casualmente, o no, ninguna de estas intervenciones fue desarrollada en base a proyectos obtenidos por concursos públicos.
En los últimos años, sin embargo, el interés de algunas instituciones por el CHL ha permitido el desarrollo de algunos concursos, en distintas áreas y temas. El repaso de los mismos permite tener algunas luces de lo que podría hacerse para continuar el proceso de recuperación.
Vivienda Social
Atendiendo uno de los principales problemas del CHL, la revista ARKINKA junto al Municipio de Lima convocó en el 2006 un concurso público de vivienda económica en una zona consolidada. Las bases no sólo incidían en la calidad y economía de la vivienda en sí, sino en cómo el conjunto generaba “espacios comunes que propicien una calidad de vida vecinal doméstica gratificante”. La propuesta ganadora no sólo fue interesante por responder correctamente a estas premisas, sino porque lo hizo con un código arquitectónico contemporáneo (cosa siempre complicada y difícil de aceptar en un centro histórico), adecuándose al contexto mediante la reinterpretación de las características del CHL, como su trama ortogonal y dispar volumetría.
Espacio Público
El incendio de la sede principal del Banco de la Nación en el jr. Lampa marcaría un punto de inflexión en nuestra historia, quedando estrechamente vinculado en la memoria con el fin de la última dictadura. Años después, la Fundación Cultural del Banco de la Nación convocó el concurso de la Plaza de las Artes en el terreno dejado por el edificio (ya ocupado por la Plaza de la Democracia). Entre sus objetivos estaban: “Construir un lugar de educación en el uso de espacios públicos y propiciar una cultura ideológica y de la proximidad para alentar la configuración de un espacio inclusivo y democrático”. Nada menos. A pesar de los curiosos requerimientos (plaza techada, vegetación colgante) se presentaron propuestas. La mayoría coincidía, a pesar de lo de “plaza”, en primero hacer ciudad, reconstruyendo el perfil urbano perdido luego del incendio. Bordes permeables que permitían el ingreso a uno o varios espacios interiores controlados, destinados al intercambio cultural. Lamentablemente el concurso fue declarado desierto y tuvo casi nula difusión. Años después la fórmula del vacío urbano de la Plaza de la Democracia se repitió en el vecino Parque de la Cultura. No aprendemos.
Patrimonio Arquitectónico
Si algo convierte al CHL en Patrimonio Cultural de la Humanidad son sus espacios urbanos y conjunto arquitectónico. Pero sólo es patrimonio lo utilizable. El Centro Histórico-Museo no nos sirve. Nos sirve un centro vivo, que genere identidad y, por ende, intención de conservarlo. Con esto en mente, un conjunto de instituciones convocaron en el 2010 al concurso: “5 ideas para el Centro Histórico de Lima” con el fin de tener propuestas de reciclaje en cinco edificios. Una de las propuestas ganadoras, la Casa Buque en Monserrate, no planteó una solución específica para el inmueble, sino una idea para ser replicada en otros de similares condiciones. Dos puntos llaman la atención. La generación de espacios de uso común en los aires de la propiedad, lo que no solo fomenta el encuentro colectivo sino también mejora la estética “aérea” de la ciudad. Y los “bonos de densificación”, una especie de “venta” del hipotético derecho de construir mayor altura a predios donde sí se permita mayor densidad con el fin de financiar el propio proyecto. Como vender derechos de emisión de gases, aunque sea extraña la comparación. Complicado, pero interesante.
Estacionamientos
Este año, el Banco Central de Reserva (BCR) convocó un concurso público que abordó un problema recurrente en el CHL: las playas de estacionamiento. El concurso tenía por objeto diseñar la nueva fachada para su patio de maniobras. Es interesante como idea de solución temporal, pues el problema de estacionamiento en el CHL debe resolverse en edificios para este fin, o de forma subterránea, para no afectar el perfil de la ciudad. Y siempre en el perímetro de la zona monumental para reemplazar la circulación vehicular por la peatonal. Además de la propuesta ganadora del arquitecto José Alberto Gómez, encontré original la primera mención honrosa, muro compuesto por las descontinuadas monedas de 1 céntimo. Fachada que interactúa, que tiene de reciclaje y memoria colectiva.
Aún ningún proyecto ha sido construido, pero las ideas siempre serán bienvenidas en el Centro Histórico de Lima.
Publicado el 02 de Marzo del 2011